Bueno, ¡¡mi chiquitina ha hecho 3 años!!, que mayor. Y hoy mi regalo de cumple es algo especial para mí.
La historia es que yo he tenido dos niñas y siempre he tenido
ganas de hacerle una cuna de mimbre para sus muñecas, pero ya sabemos que los
espacios de las casas no eran grandes y nunca se lo llegue a comprar por lo que
ocupaban. Pero este verano estado en el pueblo, empecé a darle vueltas a las
cunas de mimbre, y aprovechando que en Baños de Montemayor está una empresa
dedicada al mimbre, pues se la cogí. ¡Que ilusión!.
La cosa era comprarlo sin vestimentas para hacerlas yo. Y me
puses manos a la obra.
Tuve muchas dudas de cómo vestirlo, porque hay muchísimos estilos
de vestimentas, pero no quería que se tapase del todo el mimbre, por lo que decidí
ponerle unos volantes con una puntilla.
La tela que escogí fue un pique en nido de abeja, en color beige.
Y la puntilla es de ganchillo.
La puntilla tiene su historia. Hace 14 años que me mude de
piso, y en la habitación de las niñas tenía unas cortinas de loneta con una puntilla
al final de la misma. Además tenía bandó en pliegues, también rematado con la
misma puntilla. Cuando las quite, ya no las quería poner en la habitación (las
niñas ya eran mayores) pero me daba muchísima penas deshacerme de ellas, y las
guarde. Sí, ya sé, me vais a decir que “la que guarda halla”, o por lo menos
eso me decía siempre mi abuela. Y es la que he usado. Es una maravilla.
Y para decorar contrastando de color le puse unos lazos anchos
en color azul. ¡Que monos, de verdad!
Y para ocupar esta hermosa cuna, que mejor que una muñequita
con cuerpo de tela, de esas blanditas, a la que también la he vestido, con
restos de lana y de tela de otras cosas, con sus braguitas y sus patucos. La cara
de la muñeca es preciosa, claro que es una muñeca de las antiguas.
La verdad es que me gusta tanto, que es el regalo de cumple de
mi niña, pero para quedarse en mi casa, para cuando venga a jugar aquí, que su
madre no quiere tantas cosas grandes en su habitación, jiji.
Y como todos los años, mi hija María se encargó de hacerle la
tarta, de merengue con relleno de trufa. Y como no, la carita de Minnie, ¡Espectacular!